En nuestro vaso Thermomix echamos los 50 ml de agua y las 6 cucharadas de azúcar. Lo programamos durante 16 minutos a 90° y velocidad 1,5, y dejamos que se haga un almíbar. Tiene que quedar algo espeso, sino es así lo programamos otro par de minutos, hasta conseguir el punto deseado.

Destapamos y lo dejamos reposar unos minutos. Mientras preparamos las yemas y la batimos ligeramente con un tenedor. Lo añadimos al almíbar y lo programamos durante 15 minutos a 90° a velocidad 1,5 para que vaya espesando.

Tiene que espesar, si en el momento de destaparlo no lo está siempre lo programamos otro poco más hasta que alcance su punto deseado. Lo apartamos y lo metemos en el frigorífico para que termine de cuajar.

Ponemos a calentar el horno a 200°.Limpiamos nuestro vaso y colocamos la mariposa. Echamos los 4 huevos, los 100 g de azúcar y la cucharadita de extracto de vainilla y lo programamos durante 6 minutos a 37° a velocidad 3,5. Cuando termine la mezcla lo volvemos a programar otros 6 minutos (sin calor) y a velocidad 3,5.

Alrededor de la mariposa añadimos la harina espolvoreada y la pizca de sal y programamos 4 segundos a velocidad 3. Sacamos nuestra mezcla y la volcaremos en una tartera de unos 18 cm de diámetro que se pueda desmoldar. En mi caso he utilizado una tartera cerrada de silicona dónde he colocado un trozo de papel de hornear en su base, para que podamos sacar con facilidad el bizcocho.

Metemos el bizcocho en el horno y dejamos que se hornee entre 20 y 25 minutos . Lo sacaremos y lo dejaremos enfriar sobre una rejilla.

Limpiamos el vaso, colocamos la mariposa y vamos a batir la nata en dos tandas. Echamos la mitad de la nata junto con el azúcar y lo batimos durante 50 segundos a velocidad 3,5. Lo volvemos a hacer con la otra mitad de la nata y lo programamos el mismo tiempo. El tiempo de batido es orientativo para montar la nata, pues puede que necesite algo más de tiempo, si es así lo programamos otros pocos de segundos.

Apartamos tres cucharadas para decorar la tarta (la metemos en una manga pastelera con una boquilla rizada y ancha), otras 4 cucharadas para decorar los laterales de la tarta. Y el resto de la nata la dividimos en dos partes. Una de ellas la añadimos dos cucharadas de cacao en polvo y lo mezclamos. Guardamos toda la nata en el frigorífico hasta el momento de trabajar.

Preparamos el almíbar en un cuenco: echamos los 40 ml de agua, 30 ml de licor y las dos cucharadas de azúcar. Removemos hasta que ver que no queden restos de azúcar.

Con el bizcocho horneado le desmoldamos de la tartera y lo vamos a dividir en tres partes. La primera capa de bizcocho la empaparemos del almíbar y echaremos la nata trufada. Colocamos por encima la segunda capa de bizcocho y le echaremos el almíbar. Añadimos una capa de nata y volvemos a cubrir con la tercera capa de bizcocho.

La última capa de bizcocho también le empaparemos de almíbar y echaremos por encima nuestra crema de yema. Alisamos bien la superficie y cubrimos ligeramente de azúcar moreno. Con ayuda de un soplete quemaremos el azúcar para que nos quede esa capa crujiente y de sabor tostado.

Echamos la nata en los lados de la tarta y alisamos para que quede decorativo. Podemos añadir a gusto trocitos de algún fruto seco. Y con el resto de la nata que teníamos en la manga pastelera decoramos con montones pequeños la superficie. Metemos la tarta en el frigorífico a reposar una hora para que cuaje, aunque se puede comer en el momento. Espero que os guste este postre tan delicioso.